Amar a tu prójimo como a ti mismo» es un principio que resuena en muchas religiones y filosofías alrededor del mundo. Este llamado a la generosidad y al cuidado por los demás no solo se encuentra en textos sagrados, sino que también se refleja en creencias no religiosas, como la idea de que «la energía que va, vuelve»: nuestras acciones, ya sean de bondad o egoísmo, tienen un impacto en nuestro entorno y, en última instancia, en nosotros mismos. La filantropía, entendida como el acto de donar tiempo, recursos o dinero para el bienestar de otros, es la manifestación práctica de este principio.

En la nota anterior, exploramos el costo de la generosidad a través de los impuestos sobre donaciones y herencias. En esta entrega analizaremos la otra cara de la moneda de la generosidad: los beneficios impositivos y de planificación patrimonial que pueden derivarse de ciertos actos de benevolencia.

En líneas generales, en la mayoría de los países (incluyendo varios de la región latinoamericana) se presentan las siguientes situaciones:

Incentivos fiscales para donaciones: La mayoría de los países ofrecen deducciones fiscales para motivar a las personas y empresas a hacer donaciones. Por ejemplo, en México, las empresas pueden deducir hasta el 7% de su impuesto sobre la renta por donaciones a organizaciones autorizadas. Algunos países dan créditos fiscales en lugar de deducciones, como en Chile, donde los donantes pueden recibir un crédito del 50% del monto donado.

Límites en deducciones y créditos: Los países suelen limitar el valor de las deducciones o créditos fiscales a un porcentaje de la obligación tributaria, un valor fijo, o una combinación de ambos. En Argentina, las deducciones por donaciones están limitadas a un 5% de la ganancia neta del contribuyente. También pueden limitar el tamaño de la donación misma: en España, ciertas donaciones están sujetas a un límite de 150 euros para poder beneficiarse de deducciones fiscales.

Beneficios fiscales para contrarrestar impuestos sobre las herencias: Varios países que cobran impuestos sobre herencias suelen ofrecer alivios fiscales para legados filantrópicos. En Francia, si una persona deja su herencia a una organización benéfica, esa parte de la herencia puede estar exenta de impuestos. En el Reino Unido, los legados a organizaciones benéficas pueden reducir la tasa de impuesto sobre la herencia que se aplica al resto de la herencia.

Donaciones no monetarias: La mayoría de los países que incentivan donaciones en efectivo también lo hacen para donaciones no monetarias. Estas donaciones pueden incluir propiedades inmobiliarias o intelectuales, acciones, bienes culturales, o incluso servicios como el voluntariado. En Estados Unidos, una persona que dona acciones de una empresa a una organización benéfica puede deducir su valor de su impuesto sobre la renta. En Colombia, las donaciones de bienes como ropa o alimentos también pueden ser deducibles. En otros países, donar sangre u órganos también puede ser considerado un acto filantrópico.

Pagos corporativos como gastos: Los pagos de empresas a entidades filantrópicas a cambio de publicidad se consideran gastos de negocio en la mayoría de los países, siempre que estén relacionados con la generación de ingresos. Por ejemplo, en Brasil, si una empresa patrocina un evento benéfico y recibe publicidad a cambio, esos gastos pueden ser deducidos de sus impuestos.

Incentivos para donaciones a proyectos específicos: Algunos países ofrecen incentivos adicionales para donaciones dirigidas a proyectos específicos, como la educación o la salud. En Australia, por ejemplo, las donaciones a proyectos de investigación médica pueden ser deducibles.

Facilitación de donaciones a través de plataformas digitales: Con el auge de la tecnología, muchos países (sobre todo europeos) viven un aumento en las donaciones a través de plataformas digitales que incentivos fiscales automáticos, simplificando el proceso de donación y haciéndolo más accesible para el público en general.

A su vez, en el marco de estructuras de protección patrimonial como en trusts y fundaciones, agregar a entidades de caridad y bien público entre los beneficiarios también presenta beneficios interesantes.

En un mundo donde la responsabilidad social corporativa es cada vez más valorada, la generosidad genuina tiene el poder de transformar vidas y comunidades. Esto combinado con un enfoque fiscal inteligente, puede crear un ciclo virtuoso de apoyo y crecimiento. Al final, el amor hacia el prójimo traducido en actos filantrópicos, enriquece tanto a la comunidad como al donante. La clave estará por supuesto en encontrar un equilibrio que permita a las familias y empresas contribuir a la sociedad y, al mismo tiempo, cuidar su patrimonio y el de las futuras generaciones.